MIGUEL GRAU SEMINARIO
Por: Belén Romero
No son pocos los piuranos que han marcado la historia, hay quienes con sus hechos han dejado huella, uno de ellos es el Almirante Miguel Grau Seminario, quien con su sacrificio por el Perú se ha ganado el corazón de todo el país y el digno puesto del Peruano del Milenio.
Miguel Grau nació en San Miguel de Piura, en una casona ubicada en la actual calle Tacna, el 27 de Julio de 1834, y poco después, el 3 de septiembre, fue bautizado, cuando tenía un mes y un día de nacido. Desde que era un niño se sentía atraído por el mar y cuando tenía tan solo 9 años se embarcó como aprendiz en un barco mercante, El Tescua, diez años duró su travesía en el mar y regresó convertido en un piloto de primera, uno de los mejores de su clase.
La vida de Grau estuvo llena de altos y bajos, ejemplo de esto es el hecho de ser acusado de insubordinación, en el año 1866, y fue confinado en la Isla San Lorenzo, donde se realizó su juicio, del cual fue declarado inocente. Un año después, su vida dio un giro bastante evidente, regresó a la marina mercantil, pero también se casó con Dolores Cabero y Núñez, con quien tuvo 10 hijos. Ya para 1868 fue reincorporado al servicio naval, como comandante del Huáscar, del cual posteriormente sería Capitán.
Ya para el año de 1879, exactamente el 5 de abril estalló la Guerra del Pacífico y nuestro ilustre marino retomó el mando del monitor Huáscar, siendo nombrado Jefe de la Primera División Naval. La Guerra comenzó y Miguel Grau fue partícipe de ella, es así como el 21 de mayo de 1879 ganó el Combate Naval de Iquique, donde hundió la Corbeta chilena Esmeralda y falleció su amigo Arturo Prad, con quien había compartido corbeta en el combate de Abatao, de la guerra contra España. Es en este suceso donde Grau se gana el respeto y honor que hasta hoy lo acompaña, pues rescató a náufragos chilenos y escribió una carta a Carmela Carvajal, la ahora viuda esposa de Prad.
Pero como usos son de la guerra, el vencer y ser vencido, la vida de Miguel Grau se perdió en el combate de Angamos, un 8 de octubre de 1879, cuando estando frente a Punta Angamos, el Huáscar fue interceptado por dos naves enemigas y en los primeros minutos de lucha se perdió la vida de muchos peruanos, entre ellas la de nuestro Caballero de los mares. Sus restos se quedaron en Chile, al igual que los de nuestro entrañable monitor Huáscar.
No fue hasta 1890 que se repatriaron los restos que posteriormente en 1908 serían trasladados a la Cripta de los Héroes, donde hasta el día de hoy yacen. Grau fue ascendido póstumamente al grado de Almirante. La figura de nuestro héroe nacional es un ejemplo de patriotismo, humanidad y caballerosidad, por ello en 1999 fue elegido como el Peruano del Milenio, un gran orgullo piurano y peruano.
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